En nuestro cuerpo existe el sistema venoso y arterial que se encarga de repartir la sangre que bombea el corazón a todos los músculos y órganos, para de esta forma hacer llegar el oxígeno necesario para su buen funcionamiento.

En el caso de los músculos de las piernas la sangre debe ser devuelta al corazón a través de las contracciones musculares y de válvulas que hacen que la sangre pueda volver a éste en contra de la fuerza de la gravedad. Pero existen factores que pueden dañar este sistema de retorno como el tabaco, cambios hormonales, el sedentarismo, las grasas, etc. que desencadenan en una patología conocida como “insuficiencia venosa”. Esta insuficiencia de hacer retornar correctamente la sangre al corazón causa que las venas se agranden y se tornen varicosas. Del mismo modo cuando aparecen pequeñas venas rojizas visibles a través de la piel con un punto concéntrico y varias ramas alrededor adquiere el nombre de “arañas vasculares”.

Normalmente cuando hablamos de varices o arañas vasculares suele representar un problema más estético que médico. En el caso que la cantidad de varices sea muy elevado en ambas piernas y además éstas estén muy inflamadas, llegando a producir hemorragias, es cuando deben ser supervisadas y tratadas por un cirujano vascular.

Cuando el problema es meramente estético se podrán tratar mediante un láser específico cuyo objetivo será calentar lo suficiente la variz como para producir un daño en sus paredes y que, de esta forma, se creé un tejido cicatricial como respuesta de defensa del cuerpo humano y desaparezca la variz en unos meses. Este mismo efecto también se puede alcanzar mediante escleroterapia, esto es inyectando mediante una aguja fina un producto químico que irritará las paredes de la vena obligando a la aparición del tejido cicatricial que cierre dicha vena. Haciendo desaparecer su visibilidad a través de la piel.

Ambos tratamientos son ambulatorios y permiten al paciente continuar con su vida inmediatamente después.

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