La aparición de lesiones pigmentadas en nuestra piel puede ocurrir por varios motivos, el exceso de exposición al sol durante nuestras vidas, cambios hormonales, envejecimiento cutáneo, o por golpes o daños en nuestra piel. De esta forma podremos diferenciar entre léntigos solares, melasmas, léntigos seniles o lesiones pigmentadas post-traumáticas.
Las zonas más comunes de aparición de estas lesiones suelen ser, obviamente, las zonas más fotoexpuestas como la cara, el escote, el cuello o el dorso de las manos. Los distintos métodos que existen para tratar estas lesiones pueden ser mediante medios físicos, como es el uso de láseres o IPL, o mediante medios químicos, como son el uso de peelings despigmentantes médicos.
En ambos casos se busca forzar la renovación de la piel donde están las manchas situadas mediante varias sesiones. Es muy importante el uso de protectores solares, adecuados a cada edad y cada estación del año, tanto antes de realizarse un tratamiento despigmentante como después.