Laser vascular

Gracias a los avances científicos, en especial aplicados a la medicina, y concretamente a la tecnología láser la humanidad se ha podido beneficiar de estos avances. En patologías oftálmicas, renales, urológicas, dermatológicas, vasculares y un largo etcétera han venido siendo las utilidades que han ayudado a millones de pacientes a lo largo las últimas décadas.

Centrándonos en el láser vascular.

Las lesiones vasculares se caracterizan por tener un color rojo de base. Estas lesiones suelen ser producidas por el fotoenvejecimiento cutáneo, por rutinas del trabajo diario, hábitos poco saludables como el alcohol o el tabaco, innatas desde el nacimiento o incluso por traumatismos y accidentes. El resultado final siempre es la aparición de una lesión (o varias) que pueden verse en nuestra piel y que resultan antiestéticas porque simplemente no deberían estar ahí. Angiomas, puntos rubí, arañas vasculares, varices, telangiectasias, manchas en vino Oporto, couperosis, rosácea son algunos ejemplos de las múltiples lesiones vasculares que podemos observar en la clínica a diario.

Como indicábamos al principio, encontramos múltiples tipos de láser. Cada uno diseñado para un tratamiento específico. El objetivo siempre es el mismo: actuar sobre tejidos o dianas muy concretos de forma selectiva y respetando el tejido circundante. La selectividad y el menor daño preciso son una máxima de lo que conocemos como fototermolísis selectiva. El láser vascular es una fuente de luz modificada, ampliada y estimulada que en cuanto sale por la apertura de la pieza de mano va a buscar un objetivo muy concreto, la hemoglobina de nuestro cuerpo. Por lo tanto, disparando sobre las lesiones vasculares “visibles” (si no son visibles al ojo humano el láser tampoco va a actuar sobre ellas) trataremos de producir unos cambios hasta conseguir que desaparezcan.

Decíamos que es importante que las lesiones vasculares sean visibles al ojo humano porque esto determinará la profundidad y calibre de la lesión. Esto es importante para que haya una base física sobre la que actuar. Es decir, no podemos tratar con láser lo que no se ve. De tal forma que cuando vemos una lesión vascular es porque estamos viendo un trastorno sobre un vaso sanguíneo. Cuando disparamos el láser sobre este vaso sanguíneo anómalo estamos concentrando una gran cantidad de luz sobre un punto muy concreto. Esta luz se convierte en calor, y este calor produce coagulación de la sangre que fluye por este vaso sanguíneo. Coagulando el vaso y produciendo un daño controlado sobre las paredes de éste. Es lo que se conoce como foto (luz) flebo (vena) esclerosis (duro en griego). O lo que sería una traducción fácil de entender: taponar o coagular una vena que no está teniendo un correcto funcionamiento para eliminarla. Y todo esto suele ocurrir en tiempos de entre 10 y 60 milisegundos (0.06 segundos).

Por lo tanto, el tratamiento de las lesiones vasculares trata de ir aplicando una determinada fuente de luz (láser KTP, láser de colorante pulsado, láser de Nd:YAG o incluso una IPL con el filtro correspondiente) con los correspondientes parámetros siempre ajustados por un médico debidamente entrenado y formado.

No hace falta prepararse previamente para el tratamiento de las lesiones vasculares cuando se tratan de un problema estético. Es un tratamiento que se realiza en consulta, con un tiempo variable que dependerá del número de lesiones a tratar y que puede oscilar entre los 15 y los 60 minutos, permitiéndonos volver a nuestras actividades cotidianas tras el tratamiento. En algunos casos, como en el tratamiento de varices, podrán indicarnos la utilización de medias compresivas durante unas horas para optimizar el resultado. Así como evitar fuentes de calor (saunas, ejercicio intenso, duchas de agua muy caliente) o la, siempre necesaria, fotoprotección solar si el tratamiento ha sido realizado en una zona fotoexpuesta como la cara, escote o piernas.

En Campusláser/Campusderma disponemos de 2 de las tecnologías más recientes para el tratamiento de las lesiones vasculares con nuestra plataforma láser Harmony (Alma Lasers, Israel). En concreto del láser de Nd:YAG 1064 de pulso largo para el tratamiento de lesiones vasculares profundas así como de un cabezal de IPL médico para la lesiones más superficiales. De esta forma el medico es capaz de realizar tratamientos combinados en una misma lesión actuando en dos planos diferentes si fuera necesario para afianzar los resultados.

Una vez realizada la sesión en consulta se aplican cremas regeneradoras e hidratantes que refrescan la piel para permitirnos continuar con nuestros compromisos. Nuestro equipo médico nos citará pasadas las 8 semanas para evaluar resultados y repetir el tratamiento en las lesiones que queden aún visibles.

El número de sesiones dependerá en cada paciente, variando en el número de lesiones a tratar, la localización anatómica en el cuerpo, la profundidad, el grosor y la época del año en la que nos situemos. Por último, hay que comentar que el tratamiento de las lesiones vasculares con fuentes de luz suele realizarse preferiblemente bien entrados en el otoño y durante el invierno cuando las horas de sol son más escasas. De esta forma se puede garantizar menos efectos secundarios como puedan ser las hiperpigmentaciones debidas a la incidencia de los rayos UV sobre las lesiones tratadas.

Si observa lesiones vasculares en cualquier parte de su cuerpo que estéticamente no le gustan puede contactar a nuestro equipo de especialistas médicos para que haga una primera valoración y plan de tratamiento personalizado.