Granos, espinillas, puntos negros… una de las consultas más solicitadas en dermatología y, a priori, más conocidas por la población general. Pero ¿realmente conocemos todas las causas de por qué aparece? Y ¿es sólo una cuestión juvenil o también de los adultos? Hoy vamos a tratar de dar un poco de luz a esta patología de la piel.
Qué es el acné
Es una condición de la piel muy frecuente con la cual la mayor de la población está familiarizada. El acné es una patología inflamatoria de la piel producida por la inflamación de los poros que hay en ella. Esta inflamación puede deberse a diversas causas: exceso de producción de sebo (grasa), folículos pilosos bloqueados por el exceso de sebo y/o células muertas de la piel que taponan los poros o, por último, bacterias. Cada uno de estos poros de la piel está conectado a un folículo piloso que contiene un pelo y una glándula sebácea, la cual es la responsable de generar el sebo que se extiende por el pelo hasta llegar a la superficie de la piel. Como resultado podemos encontrar: granos, espinillas o puntos negros y solemos encontrarlos en la cara, el pecho, espalda y hombros.
Qué tipos de acné podemos encontrar
Dentro de todos los tipos que pueden existir por diferentes motivos nos centraremos en los más comunes.
Acné Vulgar
El acné vulgar es el más conocido como acné juvenil. Aparece en la pubertad, principalmente en la cara, tronco y hombros. Este tipo de acné está directamente relacionado con los cambios hormonales que ocurren durante esta etapa de crecimiento.
Acné Tardío
El acné tardío o también conocido como acné de la mujer se produce en mujeres mayores de 30 años durante el momento previo a cada ciclo menstrual. Este tipo puede persistir durante todo el periodo fértil de la mujer llegando a mantenerse durante décadas unido a estos ciclos menstruales y suele desaparecer con el uso de anticonceptivos recetados por un facultativo médico que estipule cuál es el más indicado en cada caso individual.
La forma más grave de acné la conocemos como acné quístico debido a su aparición en forma de quistes, comedones y nódulos endurecidos e inflamatorios que causan dolor y, en ocasiones, pueden llegar a sangrar. Este tipo de acné es el causante de las temidas cicatrices que pueden perdurar una vez se haya tratado la patología pero que, gracias a las nuevas tecnologías de láser y peelings médicos pueden suavizarse hasta el punto de minimizar este problema.
El acné cosmético.
Es cada vez más común encontrarnos acné tardío en mujeres que puede confundirse con acné cosmético producido por ciertas cremas, maquillajes y filtros solares. Es por ello por lo que se debe entender qué tipo de piel tiene cada persona para buscar la mejor opción a la hora de usar estos productos cosméticos.
Fuera de estas causas comunes que hemos visto también podemos encontrar otros motivos como son el uso de algunos medicamentos que contienen testosterona o corticoesteroides, así como los demostrados en algunos estudios referentes a determinados hábitos de alimentación ricos en carbohidratos como snacks y comida rápida.
¿Cuándo debo acudir a una clínica de dermatología?
Como hemos visto de forma muy general el acné ya no es una cuestión exclusivamente juvenil. Debido a nuestro estilo de vida, estado hormonal y entorno en el que nos relacionamos (contaminación, prisas, estrés, alimentación, higiene, etc.) vemos que cada vez más personas adultas acuden a nuestra consulta sobre problemas relacionados con el acné.
Si en tu caso, o en el de alguno de tus familiares, aparece esta condición en la piel que persista y que pueda afectar a nivel psicológico, social o personal debes consultar con un médico especialista en dermatología para que pueda plantear un tratamiento y solución a este problema.
¿Sabías que…?
Habíamos dicho que una de las causas podría ser una bacteria. Bien pues esa bacteria, llamada “Propionibacterium acnés”, mejor conocida como P. Acnes, se halla de forma habitual en la piel de la mayoría de las personas y se alimenta de los ácidos grasos del sebo producidos por la glándula sebácea que son excretados por los poros de la piel. También producen fluorescencia a una determinada luz utilizada en dermatología que nos permite ver la evolución de los tratamientos.